En el Día Mundial contra la Trata de Personas, desde fapmi-ECPAT España hacemos hincapié en la importancia de impulsar medidas de prevención y en la formación de los y las profesionales.
La trata de personas y la explotación sexual son problemáticas complejas y que atentan contra los derechos y la dignidad de las víctimas, especialmente de mujeres y personas menores de edad. Por tanto, no solo pueden entenderse como actividades delictivas, sino como una violación de los derechos humanos, incluyendo los derechos de la infancia y la adolescencia y como una forma de violencia contra la mujer, según el Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra la mujer y la violencia doméstica.
Diferentes informes recogen el porcentaje de personas menores de edad que son víctimas de la trata, especialmente con fines de explotación sexual. Así, según el Informe Mundial sobre Trata de personas de 2022 de UNDOC, del total de las víctimas detectadas, un 35 % son niños, niñas o adolescentes y un 42 % son mujeres. Datos que son coherentes con los de la Comisión Europea (Trafficking in human beings statistics), que indican que el 63 % de todas las víctimas registradas lo constituyen mujeres y niñas.
Asimismo, según el Fondo de las Naciones Unidas para los Niños, 1 de cada 8 niños y niñas del mundo ha sido abusado sexualmente y/o explotado sexualmente en algún momento de sus vidas y 1 de cada 20 niñas de 15 a 19 años (alrededor de 13 millones) ha experimentado relaciones sexuales forzadas durante su vida. Y, si bien, la victimización de los niños es mayor que la de las niñas en algunos contextos y entornos organizacionales, alrededor del 90 % de los perpetradores son hombres y las niñas suelen reportar tasas de victimización entre 2 y 3 veces más altas que los niños.
Tanto la problemática de la trata como la explotación sexual no son realidades ajenas a nuestro país. Los datos disponibles sobre España indican que es un lugar tanto de origen como de destino de las víctimas de trata, especialmente mujeres y niñas con fines de explotación sexual (Trafficking in persons report: Spain).
En cuanto a esta problemática y según datos del Ministerio del Interior, en 2022 se identificaron 129 víctimas, 120 de ellas mujeres y 4 personas menores de edad, todas ellas niñas. También se identificaron 435 víctimas de explotación sexual, de las cuales 10 fueron niñas. Asimismo, de acuerdo a esta misma fuente, se identificaron 6655 personas que estarían en riesgo de sufrir una posible situación de trata y explotación sexual (casi 2000 personas más que el año anterior).
Los datos anteriores suponen la punta del iceberg. Estudios como el llevado a cabo por la Universidad Pontificia de Comillas y UNICEF Comité Español, con el objetivo de estimar la cifra oculta de esta realidad, en este caso, restringido a la Comunidad de Madrid, permite concluir que habría 2805 personas víctimas de trata no vistas, detectándose solamente 1 de cada 4 de ellas. Y, en cuanto a las personas menores de edad, quedarían sin observar casi 6 niñas y niños.
En este sentido, el informe de resultados del Proyecto TRATAndo Bien, publicado por fapmi-ECPAT España, señala que un 12,56 % de las personas participantes afirman conocer alguna situación o haber participado en algún momento en actividades sexuales a cambio de una remuneración económica. El 53,57 % son mujeres. La franja de edad está entre los 13 a los 16, con un 78,57 %.
En cuanto a los factores de riesgo, la mayoría de experiencias de victimización están relacionadas con el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), especialmente las redes sociales y la producción de contenido sexual o erótico autogenerado a cambio de una contraprestación económica.
En este contexto, existe un amplio porcentaje de personas menores de edad en riesgo y /o en situación de trata y explotación sexual que no pueden tener acceso a la protección a la que tienen derecho porque no están siendo detectadas y, por tanto, no pueden ser identificadas como tales.
A ello se suman otros factores relacionados con la falta de información entre la ciudadanía en general (que permita una respuesta corresponsable en esta detección); entre las víctimas (que les permita identificarse como tales y conocer el sistema de protección y los derechos que les asisten) y entre los y las profesionales (una formación especializada en la materia para aquellos y aquellas que puedan estar en contacto con una posible víctima).
Según el informe de resultados del Proyecto TRATAndo Bien, mencionado anteriormente, los y las profesionales tienen un escaso conocimiento sobre la problemática de la trata y la explotación sexual cuando afectan a las personas menores de edad, especialmente de sus características específicas que las diferencian de otras formas de violencia sexual que pueden afectar a la infancia y la adolescencia. En muchos casos, el conocimiento que poseen se limita a la vinculación de estas formas de violencia con la explotación sexual a través de la prostitución, lo que dificulta la identificación de situaciones de riesgo, incluyendo las estrategias empleadas por las personas agresoras.
Por tanto, un área clave para el abordaje efectivo de la trata y la explotación sexual, tiene que ver con la sensibilización y el abordaje de las causas subyacentes que hacen a las personas vulnerables a la problemática.
En este sentido, serán fundamentales las campañas de sensibilización dirigidas a la población en general, a niños, niñas y adolescentes (y, en especial, a aquellos en situación de vulnerabilidad) y a los y las profesionales en contacto con infancia y adolescencia. También es importante la implementación de actuaciones orientadas a la prevención, que se dirijan directamente a la infancia y la adolescencia con el objetivo de que puedan identificar situaciones de riesgo y adquieran estrategias para hacerles frente.
El empoderamiento de niños, niñas y adolescentes es fundamental desde la perspectiva de la consideración de la infancia y la adolescencia como agentes proactivos de derechos.
Teniendo en cuenta este contexto, es fundamental que en el abordaje de la trata y la explotación sexual se desarrollen medidas que incidan en la prevención y que mejoren la detección y la atención siempre con un objetivo último: la protección y restitución de los derechos de las víctimas y supervivientes.
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